Charles Maurice de Talleyrand nació el 2 de febrero de 1754 en París, Francia. Hijo de Charles-Daniel de Talleyrand-Périgord y Alexandrine de Damas d'Antigny, provenía de una familia noble. Una lesión en su pie derecho durante su infancia lo dejó cojo, lo que le impidió seguir la carrera militar y lo encaminó hacia la iglesia. 

Talleyrand estudió en el seminario de Saint-Sulpice y se doctoró en
teología en la Sorbona. En 1775, fue ordenado sacerdote y en 1789 se convirtió en obispo de Autun. Ese mismo año, fue elegido representante del clero en los Estados Generales, donde se alineó con los reformistas y apoyó la Revolución Francesa.

Durante la Revolución, Talleyrand promovió la nacionalización de los bienes de la Iglesia y la creación de una Iglesia francesa independiente del papado. En 1791, renunció a su obispado y se centró en la política y la diplomacia. Fue enviado a Londres como representante del gobierno revolucionario, pero pronto se exilió en Inglaterra y luego en los Estados Unidos debido a la creciente radicalización de la Revolución.


Tras el golpe de estado del 18 de Brumario en 1799, Talleyrand se convirtió en ministro de Relaciones Exteriores de Napoleón Bonaparte. Desempeñó un papel clave en la diplomacia napoleónica, negociando tratados importantes como el Concordato de 1801 con la Santa Sede y la Paz de Amiens de 1802 con Gran Bretaña. Sin embargo, sus relaciones con Napoleón se deterioraron, y en 1807 renunció a su cargo, aunque mantuvo su influencia política.

Talleyrand fue fundamental en la caída de Napoleón en 1814, trabajando para la restauración de los Borbones. Bajo Luis XVIII, volvió a ser ministro de Relaciones Exteriores y representó a Francia en el Congreso de Viena (1814-1815), donde logró moderar las demandas de los vencedores y asegurar un trato favorable para Francia.

Tras la Revolución de Julio de 1830, apoyó la ascensión de Luis Felipe I al trono y fue nombrado embajador en el Reino Unido, cargo que ocupó hasta 1834. Su habilidad diplomática y su capacidad para adaptarse a diferentes regímenes le ganaron una reputación de pragmatismo y supervivencia política.

Charles Maurice de Talleyrand falleció el 17 de mayo de 1838 en París. Su legado como uno de los diplomáticos más astutos y versátiles de la historia francesa perdura, y su vida es un testimonio de su habilidad para navegar y influir en los turbulentos cambios políticos de su época.